LA CONVOCATORIA A ASAMBLEA UNIVERSITARIA: UN LOGRO DE LA LUCHA DOCENTE
La primera sesión de la Asamblea Universitaria dejó una imagen lamentable. Presidida por la Rectora, luego de casi cinco horas de deliberación, sólo consiguió aprobar los tres primeros capítulos (una veintena de artículos, sobre un total de más de sesenta) del Reglamento para su funcionamiento. Se suponía que este marco de funcionamiento había sido discutido en las reuniones que a tal efecto se realizaron con los consejeros en las distintas unidades académicas. Sin embargo, luego del protocolo inicial y puesto a consideración por la Rectora, un número importante de asambleístas informaron que el mismo les había sido enviado la noche anterior, por lo que no habían podido analizarlo en profundidad. Una evidencia más, como ocurrió con las reuniones acordadas con el Rectorado entre consejeros y gremio, de la falta absoluta de operatividad y eficiencia en la comunicación e información institucional: ¿inoperancia o negligencia deliberada?
Planteada la situación de desinformación por los asambleístas, se abrió un extenso debate acerca de si se iba a considerar el reglamento en general o en particular. Finalmente, triunfó esta última moción y comenzaron a debatirse los artículos. La consideración del primer artículo, referido a la asistencia de los asambleístas, insumió 45 minutos a pesar de que algunos participantes insistían en una mayor celeridad y recalcaban el objetivo de la Asamblea: discutir la reforma del Estatuto. A las 11.15 hs comenzó la focalización del Capítulo II que, sugestivamente se titulaba “Del Rector”. De hecho, se tomó como referente para este reglamento, el del Consejo Superior, pero quien lo elaboró calcó el texto, desconociendo el estatuto de soberana de la Asamblea para sus decisiones y las transfirió al Rector. ¿Inoperancia o negligencia? Algunos participantes evidenciaron la incoherencia y se anularon los enunciados objetados.
Seguidamente se abordó el Capítulo III referido a los secretarios, en el que una vez más se confundía la dinámica del Consejo Superior con la de la Asamblea, a tal punto que se proponía como suplente de los Secretarios a la Secretaria Académica, que no es asambleísta, hecho que objetaron nuevamente algunos asambleístas. La discusión acerca del modo de elección de los suplentes de los secretarios se extendió hasta las 12.50 (una hora y cuarenta y cinco minutos), con marchas y contramarchas tanto en las mociones como en el modo en que finalmente se computaron los votos para la decisión. Para la definición de las mociones, se intentó contabilizar a partir de las manos alzadas de los participantes, pero una vez realizado el cálculo, se advirtió que no se contaba con el registro del número total de asambleístas (situación inexcusable para una asamblea universitaria) por lo que se apeló a una modalidad nominal en el que cada asambleísta expresaba oralmente su voto. No se utilizó el sistema computarizado que se emplea para la elección de Rector. El conteo se hizo a mano. ¿Inoperancia o negligencia?
Culminada la votación se pasó a un receso de media hora, al cabo del cual y a propuesta de la Rectora se puso a consideración pasar a cuarto intermedio. No fueron atendidas las voces de los asambleístas que exigían se aborden los temas correspondientes a la primera sesión o modalidades de participación operativas e, incluso, que se siguiera sesionado. A todos los requerimientos, la Rectora respondía que los mismos correspondían a capítulos posteriores del reglamento, aún no tratados. De la misma manera, no se consideró la moción de elegir al menos la comisión del preámbulo. La mayoría de los asambleístas apresuradamente aprobaron el receso. Inmediatamente, la Rectora fijó la nueva fecha sesión, sin respetar la propuesta por los participantes. Argumentó que sólo se disponía del Centro Cultural para el 3 y el 13 de noviembre, por la existencia de actos académicos y definió para el lunes 3 el nuevo encuentro. ¿Acaso la universidad no cuenta con decenas de espacios para la convocatoria? ¿O es que la Rectora privilegia sólo sus intereses por encima de una asamblea soberana?
Mención aparte merece la filmación del evento: permanentemente entrecortada, sin foco en los participantes e incluso con una cámara que por momentos se movía alocadamente registrando cualquier cosa.
En síntesis, la historia de una impostura.
LOS DOCENTES DE LA UNT NOS MERECEMOS UNA ASAMBLEA ACORDE AL CENTENARIO DE ESTA CASA DE ESTUDIOS Y A LAS EXIGENCIAS PARA LA QUE HA SIDO CONVOCADA.
LOS SUCEDIDO ES UNA FALTA DE RESPETO A LA COMUNIDAD UNIVERSITARIA Y, EN EL MEJOR DE LOS CASOS, UNA BURLA A LOS RECLAMOS DE LOS DOCENTES.
NO PERMITAMOS QUE SE NOS AVASALLE. SUMEMOS PRESENCIA EN LAS SESIONES DE LA ASAMBLEA UNIVERSITARIA
PARTICIPEMOS ACTIVAMENTE DE LA ASAMBLEA DOCENTE CONVOCADA POR ADIUNT EL 5 DE NOVIEMBRE EN LA ESCUELA DE ENFERMERIA A LAS 18 HS.