CARTA A LA COMUNIDAD DE LA UNT: UN BALANCE A MITAD DE CAMINO
El salario, que embanderó nuestra lucha, no es un dato menor. No hay universidad en el mundo que pueda proponer una sólida formación con docentes mal pagados, obligados a sobrecargarse de distintos trabajos para poder sobrevivir. Las mejores universidades destinan presupuesto y tecnología para que sus docentes se aboquen plenamente a las tareas que les competen.
Tampoco es posible una “universidad de excelencia” – frase que rebalsa los discursos de los funcionarios- con docentes estancados en su carrera y/o cumpliendo tareas de cargos superiores sin la remuneración correspondiente. La permanente postergación de la carrera docente, a la vez que viola derechos elementales – a igual trabajo, igual remuneración – (situación que no ocurre en los otros estamentos ni sectores de la universidad u otros organismos nacionales), perjudica la educación superior porque impide la adecuada conformación de las cátedras y el reconocimiento a la capacitación e idoneidad profesionales.
Lo cierto es que, en los planos presupuestario y salarial, nada nos ha sido fácil. No obtuvimos ningún logro ni conquista que no fuera a través la lucha y de grandes esfuerzos colectivos. Recordemos: el recorte del 13%; las luchas por el blanqueo y el mejoramiento de nuestros salarios; la incorporación al básico de las sumas en negro; los esfuerzos que desde hace años hacemos por la implementación de la carrera docente y el convenio colectivo de trabajo.
Hoy, una vez más, ese compromiso conjunto resurge con toda su fuerza, resultado a la vez de necesidades cotidianas impostergables –las de vivir dignamente- y de la responsabilidad inclaudicable que los docentes ponemos día a día por esta “casa de estudios”. Porque sabemos y queremos que sea de todos y para todos, sin discriminaciones ni desigualdades.
Por eso, haber tenido que transitar el complejo proceso del paro no ha sido fácil. Al contrario, con profundo dolor y preocupación por nuestros estudiantes hemos sufrido una extensa demora en conseguir respuesta de las autoridades. Aún más, hemos tenido que presenciar y ser objeto de una brutal agresión, dentro de un gobierno constitucional, que ha llenado de vergüenza a la comunidad universitaria y al propio Tucumán. Recién entonces, se han vislumbrado acciones concretas que conduzcan a destrabar el conflicto.
Sabemos que no es suficiente el adicional al que se han comprometido y tendrán que hacer efectivo antes del 2 de setiembre, según lo resuelto por una multitudinaria asamblea docente. No es suficiente pero, en el marco de salarios por debajo del mínimo, ese adicional implica un 30% de incremento del magro sueldo del cargo testigo. Si lo sumamos a los porcentajes de la paritaria nacional, el incremento supera el 40%.
Todos sabemos que esos 1000 pesos hoy significan poco, pero la decisión de adjudicarlos constituye en los hechos la reapertura de una paritaria, que los funcionarios no se cansaron de decir que estaba cerrada. Poco nos importa el eufemismo con que quieran designar ese “adicional”.
Ha sido nuestra lucha, que resiste, que no se rinde, la que ha conseguido esta victoria única entre los gremios de docentes universitarios del país. Los hemos obligado a retroceder en su ceguera intransigente y a subir el piso vergonzoso del cargo testigo. Y no vamos a resignar esta victoria en la próxima paritaria, que tampoco aceptaremos que vaya más allá de marzo. Nuestras fortalezas están a la vista.
Los plenos derechos para los interinos, en 2013, y el incremento salarial para docentes de la UNT, en Agosto de 2014 son frutos de nuestro trabajo y esfuerzo colectivos. Porque el “paro” ha sido permanente trabajo, esfuerzo, compromiso. Ni un sólo día hemos descansado. Y tampoco vamos a bajar los brazos, ni un solo día, hasta conseguir también el estatuto que democratice profundamente nuestra universidad, incorporando efectivamente la carrera docente y la ciudadanía de los preuniversitarios, y lograr la efectiva implementación del convenio de trabajo que nos merecemos.
Los docentes de la ADIUNT continuamos haciendo caminos y abriendo sendas, con los pies firmes, para el futuro y la grandeza de esta Universidad Nacional.