1976-2016: 40 AÑOS

El cuadragésimo aniversario del golpe de 1976 exigía que este tercer número de Pedes in terra estuviera enteramente dedicado a su conmemoración por la importancia de recuperar la multiplicidad de aristas que presenta el 24 de Marzo hoy, por la particular coyuntura política que nos toca vivir y por la exigüidad de los avances en la búsqueda de memoria, verdad y justicia en relación con las reales dimensiones de los crímenes de lesa humanidad que cometieron sus perpetradores.

Como sabemos, desgraciadamente la UNT no estuvo al margen del plan del Terrorismo de Estado ni de su accionar represivo, tal como sostiene el Informe elaborado, a instancias del Consejo Superior, por la Comisión Especial de Derechos Humanos dirigida por el Licenciado en Filosofía por nuestra Universidad Fernando Rovetta, en 1985, que fuera presentado ante la Justicia Federal, en 1987. A partir de él, pudimos conocer que la persecución política y la represión ya se llevaban a cabo allí desde 1974, y que durante la dictadura funcionó un “Servicio de Seguridad y Vigilancia”, encargado de investigar a docentes, no docentes y estudiantes. Las trágicas consecuencias de ese aparato militarizado dentro de nuestra institución incluyeron 158 desaparecidos y cientos de cesanteados, perseguidos y secuestrados.

Pedes in terra tiene el honor de contar con la colaboración de dos grandes representantes de la lucha por los Derechos Humanos en Argentina: Nora Morales de Cortiñas, Madre de Plaza de Mayo Línea Fundadora, y Vicente Zito Lema, referente nacional en esa lucha. El artículo de Cortiñas enlaza el momento en que comenzaron a desaparecer los hijos y nietos y la situación política actual, en la que todavía no se ha definido con claridad cuáles serán las políticas de la memoria, aunque pueden percibirse signos adversos como la polémica desatada por Lopérfido. El poema de reflexión filosófica de Zito Lema, un texto de profundo poder sugestivo, fue escrito especialmente para nuestro número.

El artículo de Ariel Osantinsky y Diego Toscano plantea que el Terrorismo de Estado se implementó sistemáticamente para demoler el ascenso revolucionario de la clase obrera a la conducción del país, y afirma que hoy se encuentran en el poder los mismos grupos concentrados que actuaron durante la dictadura, y que ningún gobierno democrático ha sido capaz de acabar con las estructuras represivas del Estado, en las que todavía operan personajes involucrados de aquel entonces.

El resto de las colaboraciones echan luz sobre aspectos que debemos tener en cuenta a la hora de conmemorar el 24 de Marzo: la ciencia focalizada como servicio en la búsqueda de la verdad y como contribución a la lucha por los Derechos Humanos, de la mano del Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF), en una entrevista realizada por María Marta Lobo, complementada por las palabras del Laboratorio de Investigaciones del Grupo Interdisciplinario de Arqueología y Antropología de Tucumán (LIGIAAT), que trabajó en el ex Arsenal Miguel de Azcuénaga; el Centro Clandestino de Detención de la ex Escuela de Educación Física de la UNT, objeto de investigaciones de docentes y estudiantes de la UNT, sobre el que escriben María Laura González y Ernesto Auvieux; la historia del mural sobre ese CCD y sus horrores, expuesto –casi escondido– desde 1984 en la Facultad de Educación Física, desconocido para gran parte de la comunidad universitaria, en una entrevista de Valeria Mozzoni y Natalia Ferro Sardi a uno de sus autores, Eduardo Joaquín; dos semblanzas de víctimas de la dictadura: la de Ángel Mario Garmendia, docente de la Facultad de Ciencias Exactas, aún desaparecido, hecha por su hijo, Santiago Garmendia, y la de Adriana Calvo, una de las fundadoras de Conadu Histórica, realizada por Néstor Correa.

Para terminar, citamos una reflexión incluida en las palabras finales del Informe Bicameral de la Comisión Especial de Derechos Humanos de la UNT (1986): “Queda aún como tarea para este Consejo profundizar para el futuro en el esclarecimiento de la existencia y el funcionamiento de estructuras autoritarias en el seno de nuestra Casa de Estudios y plantear la forma de remover los escollos, que obstaculizan el fundamento definitivo que todos queremos para esta etapa democrática.” Esa tarea aún debe realizarse, es una asignatura pendiente de nuestra UNT. Más aún, cabe recordar que sus autoridades utilizaron un aparato represivo en contra de alumnos y profesores, durante la lucha docente de 2014. Y todavía no ha sido desmantelado.